A los 18 años acepté a Jesucristo en mi Corazón y desde ese día nada ha sido igual, aunque con muchas pruebas y dificultades, el Señor ha sido fiel y todo misericordioso conmigo. Hay tantas experiencias y testimonios de Dios en mi vida; Pero una de las más significativas tiene que ver con el PERDÓN. Crecí con mucho resentimiento hacia mi padre porque él nos abandonó, nos dejó solos, y aunque todo parecía normal, en mi interior yo me desangraba de cólera, pena e ira por esa falta. Cuando experimenté el amor de Dios a través de Jesucristo, y de cómo sobrenaturalmente llegamos a ser hijos de Dios, empecé a recibir y entender su perdón, me había reconciliado con el padre celestial, yo que nunca había dicho papá, el Señor me amó y empecé a llamarlo Papá, un milagro producido por su amor y perdón. Papá (Dios) fue trabajando en mi, y entendí que yo tenía que perdonar a mi padre terrenal, el perdón no es fácil, pero es sanador y liberador, no se puede experimentar libertad sin recibir perdón y perdonar. Desde ese entonces el Señor inició un proceso de sanidad interior en mí a través del perdón, sobre todo hacia mi padre, aun recuerdo la noche mientras oraba que el Señor me dijo que debía pedir perdón a mi padre, esto era para mí una gran lucha, ya que pensaba que yo no era el culpable, puesto que él(mi padre terrenal) fue el que se alejó, El fue quien me abandono. debería pedirle Perdón?, pero Dios sabe las cosas que yo pensaba de él (padre terrenal) y sabe que no eran las intenciones mas buenas. Empecé a buscarlo, encontré su número telefónico y pude conversar con él, fue muy difícil, con lágrimas, lo perdoné y le pedí perdón, pero no hubiera podido nunca afrontarlo de esta manera sin la ayuda del Espíritu santo, sólo Dios nos lleva experimentar verdadera sanidad, y empieza a restaurar nuestras vidas. Mi Padre vive en lugar muy distante de donde yo vivo, sin embargo hace 4 meses, Dios me dio la oportunidad de viajar hasta ese lugar y encontrarme con mi padre después de 25 años y por primera vez conocer a mi hermana de 17 años, fue un momento de reconciliación, del cual estoy infinitamente agradecido con Dios, y me encontré con la grata sorpresa que ellos hace un año están siendo tocados por Dios, entonces entendí que ya no solo era por mí, sino también por ellos. Dios estaba sanando dos corazones. Escribo estas líneas, no sólo para que leas una linda historia, sino porque entiendo que en nuestra sociedad actual los casos parecidos al mío hay miles; el problema del resentimiento y del odio jamás nos dejará ser enteramente felices, no importa la máscara que nos pongamos, es de vital importancia, primero que recibamos el Perdón de Dios a través de la obra de Jesucristo en la Cruz, entonces, él nos ayudará a perdonar y experimentar el Poder Sanador del mismo. Bendiciones. |